Las vitaminas son micronutrientes orgánicos que actúan como bujías en el cuerpo manteniéndolo tonificado y promoviendo un alto rendimiento de este; ellas no componen la estructura corporal, sin embargo, son esenciales para la salud y la vida.
Son tan importantes como las proteínas, las sales minerales, las grasas y los carbohidratos. Además de uso valor nutricional y terapéutico (dentro de una acción preventiva y curativa), actúa como estimulantes del combustible nutricional (alimentos frescos y crudos).
De forma tal que este se convierta en energía, tejido y sustancias, así mismo, su intervención en los procesos promueve un funcionamiento orgánico adecuado, confluyendo en una unidad de trabajo y vida magistrales.
Las vitaminas tienen que ver con la resistencia a las enfermedades, la vitalidad, el crecimiento, la regeneración celular, los procesos metabólicos y las reacciones bioquímicas. Es decir, pueden inducir el paso de una salud mediana a una salud optima, incentivando las funciones, para que se sucedan con rapidez y precisión.
Suelen acompañar, en calidad de coenzimas, las actividades enzimáticas que son base de las reacciones y funciones orgánicas que se suceden continuamente dentro del organismo, lo que significa que su presencia es indispensable para que se realicen los procesos vitales en forma normal.
La mayoría de las vitaminas no pueden ser sintetizadas por el cuerpo deben ser suministradas en los alimentos o mediante suplementos, algunas de ellas las acumula y otras las elimina una vez satisfechos sus requerimientos nutricionales diarios.
Las vitaminas que se encuentran en las frutas, verduras, granos y frutos oleaginosas (nueces, almendras, maní) son elementos vivos y energéticos que mantienen la salud y la ayudan a recuperar en razón de su acción purificadora.
Estos productos naturales reciben la vitalidad de la naturaleza y la radiación solar la recarga de energía, su condición sana es garantía para el organismo, pues no producen putrefacciones en el intestino y contribuyen a que la sangre se mantenga alcalina.
Las vitaminas se les considera micronutrientes, puesto que el organismo solo las necesita en cantidades relativamente pequeñas, en relación con otros nutrientes como las proteínas, carbohidratos, grasas y agua. Una dieta desbalanceada acarrea enfermedades carenciales, como la deficiencia de vitamina C que produce el escorbuto y el debilitamiento del sistema inmune, e igual la deficiencia de tiamina o B1, se asocia con el beriberi, o la ictericia y enfermedades pancreáticas con deficiencia de vitaminas liposolubles.
Por carencia de vitamina A, el cuerpo no puede utilizar ni sintetizar las proteínas, y esta deficiencia limita la acción del hierro.
Las vitaminas se catalogan como hidrosolubles (solubles en el agua).
Liposolubles (en grasas).
En los tejidos grasos y en el hígado, se almacenan las liposolubles. Se incluyen en la primera categoría las vitaminas C, el complejo B, la H y la P, a la segunda corresponden: A, D, E, F, K. Deben proveerse diariamente las vitaminas hidrosolubles, puesto que el cuerpo no las almacena; además, las vitaminas B1, B6, y B12 se destruye con la cocción de los alimentos.
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