lunes, 4 de abril de 2016

Vitamina E Tocoferol

Tienda Naturista Osglo
La vitamina E desempeña un papel fundamental; como antioxidante se disuelve en grasas y aceites. Ayuda al  cuerpo a neutralizar y destruir los radicales libres. Con el selenio previene daños celulares. Se le considera la vitamina de la abundancia (fecundidad), la reproducción y la Conservación (longevidad). Mantiene el funcionamiento normal de la placenta en las mujeres. Su carencia crea deficiencia funcional del útero, ovulación irregular y esterilidad en ambos sexos, así como abortos frecuentes. Igualmente, estimula la lactancia. Es útil en el tratamiento de la enfermedad fibroquística del seno y del síndrome premenstrual.

La vitamina E ejerce un efecto benéfico en las personas ancianas que soportan diferentes padecimientos, como alteraciones circulatorias y calambres en las piernas estos desaparecen si se combina vitamina E con calcio y magnesio; ayuda a prevenir cataratas y retarda el envejecimiento celular y mental, así como los efectos de la degeneración muscular.

La vitamina E previene las enfermedades cardiovasculares al reducir los coágulos sanguíneos, el colesterol y los triglicéridos, e impedir que las grasosas se adhieran a las paredes arteriales. Para este efecto, vuelve la sangre más fluida y dilata suavemente los vasos sanguíneos. Incrementa el colesterol HDL, que limpia las arterias. Atenúa también los trastornos de la menopausia y previene y reduce los efectos del cáncer.

Da buenos resultados el tratamiento con esta vitamina E en enfermos nerviosos con trastornos musculares y en úlceras varicosas, pues colabora en la rápida regeneración de los tejidos: les proporciona oxígeno, especialmente del conjunto; igualmente ejerce una acción benéfica sobre los vasos capilares, facilitando su renovación y mejorando la circulación.

Favorece la cicatrización de heridas y quemaduras graves de la piel. Beneficia los músculos cardíacos y la red vascular. Se encarga también de proteger la integridad del hígado y de los glóbulos rojos. Sin la vitamina E, los glóbulos rojos sanguíneos se desintegran y diversos aminoácidos que necesitan su concurso no serían útiles. Regula el metabolismo de los hidratos de carbono e hidrógeno. Este nutriente también favorece la digestión y absorción de las grasas y cumple un papel vital en la protección de los ácidos grasos esenciales que intervienen en varias funciones, entre ellas, producir energía para los procesos y activan otras reacciones.

La vitamina E interviene en el metabolismo de la hipófisis, la suprarrenal y las glándulas sexuales, así como en su producción hormonal. De igual manera, guarda relación con el metabolismo muscular. Por su acción desintoxicante, actual contra los desechos tóxicos de los alimentos y colabora con el hígado en esta tarea. Mejora los problemas de la piel y su textura, previene las manchas que aparecen con la edad y controla la calvicie y la caspa.

La deficiencia de vitamina E está relacionada con alteraciones en la absorción intestinal de las grasas. La carencia produce también otros trastornos como debilidad muscular, creatinuria. (residuo proteínico) y fragilidad de los eritrocitos para la piel. Es componente de muchos productos cosméticos, por su capacidad para retardar el envejecimiento celular, el deterioro cutáneo y la deshidratación, con lo que conserva la piel tersa y fresca.

 Por otra parte, tiene participación en la formación del esmalte dental. Además, es un agente protector contra la contaminación ambiental y puede actuar como bloqueador de los rayos solares. Su potencia se disminuye en presencia de la manteca y otras grasas rancias, es resistente al calor y sensible a la oxidación. El organismo almacena esta vitamina en los músculos y en el tejido adiposo.

En el caso de los adultos, la recomendación diaria de vitamina E es de 10.25 miligramos.

Fuentes Naturales de Vitamina E

Las almendras son las más ricas fuentes de vitamina E, el mango, maní, soya, maíz espinaca, y habichuela.

Se encuentra en menores cantidades en:

La leche, mantequilla, polen, huevos, pescados y mariscos, cereales integrales (arroz, avena, trigo, cebada, centeno) lentejas, frijol, apio, linaza, legumbres, lechuga, berros, brócoli, repollo, espárragos perejil, remolacha, tomates, nueces, avellanas, miel de abeja y coco. También se encuentra en las grasas de origen vegetal, en aceites de oliva, de maní de germen de trigo, de algodón, de maíz, de soya, de canola y alazor, semillas de girasol, batata manzanas, moras y naranjas.

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